domingo, 1 de julio de 2007

Luces, Cámara, Acción…


El faro de luz al lado de mi ventana se estuvo quejando mientras yo dormía. Me dijo: “No soporto la indiferencia de los vecinos hacia mi presencia… si esto sigue así, es mejor morir.”

Soñaba que me columpiaba en el neumático atado al árbol de mi infancia, pero el constante pío de los pajaritos bebe rompiendo sus cáscaras, despertaron mi curiosidad. Trepando el árbol, con ganas de presenciar el evento, me raspe las rodillas y resbale. Al caer, desperté, y escuche los truenos de la tormenta que se acercaba. Abrí los ojos y aun era de día. El verde Ávila estaba cubierta por nubes grises que amenazaban con empapar la conglomeración de edificaciones en el valle de Caracas. Un flash luminoso, inicio el concierto que el cielo quería dar.

En menos de un segundo se hizo de noche y mareas de gotas pintaban el pavimento como Pollock lo haría. Ellas, en grandes multitudes, manifestaban su descontento al sol. Quien hace tiempo no les permitía colorear la ciudad por su intenso brillar. Una a una golpeaban lo que se atravesara, con el color exacto y el volumen necesitado, para dar relieve a las aburridas producciones en masa que caracterizan la ciudad. Los estigmas de costumbre que nos quitan las ganas de transformar la realidad.

El viento y sus mil flautas hizo a mi ventana bailar, y esta sin chistar, me invito a observar la obra de teatro en la cuadra de atrás. Las flores y sus trapecios, las rejas y sus acróbatas, los faros y sus escenografias…Todo ahí, solo para mi, porque la calle es ciega y mis vecinos ignorantes al arte de la realidad.

1 comentario:

Jorge Saim Hostos dijo...

Qué grande es Caracas contigo aquí.
Hay que robar suéteres más a seguido, a ver si así nos vemos más.

Café, Karla, Café!.

About Me

No soy solo una autora... Suelo columpiarme entre diferentes personalidades para darle vida a facetas que no conocia sobre mi ayer, mi hoy y mi mañana.